Diseñado y construido sobre un espacio de dunas situadas en una playa de 15 km de extensión, rodeado de islas, manglares y marjales en la región marítima de Casamance, Senegal.
Todos sabemos que el origen de la vida se fraguó en las aguas primordiales oceánicas. La conexión entre el mundo oceánico y el mundo terreno fueron los hábitats costeros. En dichos espacios se encuentran especies de vegetación que poseen genética ambivalente, con lo cual, por ejemplo el manglar, cocoteros y casuarinas medran, protegen y sostienen las arenas y barros; obteniendo y combinando los nutrientes que aportan las corrientes marinas, las mareas y los vientos.
Esto nos permite ahondar y investigar en los procesos evolutivos de la vida. Como las simbiosis de los organismos procedentes del mar establecen y asientan los nuevos procesos biológicos en tierra firme. En este caso, en nuestro botánico marítimo se complementan las dunas pertenecientes al reino mineral consciente. Las dunas son las testigos mutantes y perennes de la historia biológica del lugar. Regulan el flujo de las mareas y son imprescindibles para el equilibrio del ecosistema.
El papel de la permacultura en el litoral es sinónimo de arqueología silvícola, lo cual nos permite comprender los procesos biológicos del mundo selvático. La comprensión de los nodos donde se transmiten la información genética de todos los seres vivientes, desde las bacterias, plancton, hongos, vegetación y animales. Cabe destacar que el terreno primordial era desértico, ya que la superficie carecía de cubierta vegetal y nutrientes procedentes de la descomposición orgánica (humus).
Gracias a las técnicas de permacultura, logramos en un breve espacio de tiempo regenerar y crear un frondoso bosque de alimentos junto al mar.
Botánico marítimo lo denominamos Mami Wata, una divinidad del agua africana emparentada con la primera mujer de origen asociado al mito de la sirena, la sexualidad y la maternidad, Es común a toda África y del rango más respetado.